El debate está en el aire: ¿La agricultura ecológica es sostenible y viable?
Acaba de publicarse un estudio titulado “La agricultura ecológica en el siglo XXI”, desarrollado por los científicos David Crowder (profesor de entomología) y John Reganold (profesor de ciencias del suelo y agroecología). El estudio analiza documentación científica de los últimos 40 años sobre las comparativas entre la agricultura ecológica y la agricultura convencional.
Para definir si una agricultura es sostenible, hay que tener en cuenta cuatro factores: la productividad, el medio ambiente, la economía y el bienestar social.
Productividad:
Los críticos han sostenido durante mucho tiempo que la agricultura ecológica es ineficiente ya que requiere más tierra para producir la misma cantidad de alimento. Esto puede ser un problema para garantizar la alimentación de la creciente población que se espera que llegue a entre 9 y 10 millones de personas en 2050.
Sin embargo, en la investigación se describen casos en que el rendimiento del cultivo ecológico puede ser más elevado que el cultivo convencional. Por ejemplo, bajo condiciones de sequía extrema, algo que se espera que aumente como consecuencia del cambio climático, los suelos del cultivo ecológico tienen mayor capacidad de retención de agua por lo que producen un mayor rendimiento.
Además, a pesar de que los sistemas orgánicos producen menos alimentos, estos son mejores para la salud. Estudios realizados por la Academia Americana de Pediatría afirman que:
- Una dieta orgánica reduce la exposición a los pesticidas.
- Los alimentos orgánicos son más nutritivos: tienen más vitamina C, antioxidantes y ácidos grasos omega-3.
- La carne de cerdo y de pollo convencional tiene más de riesgo de contaminación por bacterias resistentes a los antibióticos.
Medio ambiente:
Los sistemas agrícolas orgánicos son más respetuosos con el medio ambiente:
- Provoca una menor erosión del suelo, es de mejor calidad y tiene mayor nivel de carbono.
- Las granjas tienen mayor diversidad de flora, fauna y paisaje.
- Al no utilizar pesticidas sintéticos, se evita el riesgo de contaminación de las tierras y aguas.
- Produce menos emisiones de gases de efecto invernadero
- Los sistemas orgánicos consumen menos energía y utilizan más nutrientes naturales, esto provoca menos emisiones de combustibles fósiles y construye almacenes de carbono en el suelo, elementos que ayudan a luchar contra el cambio climático.
Economía:
La agricultura orgánica es más rentable para los agricultores incluso cuando los rendimientos son más bajos ya que los consumidores están dispuestos a pagar más por los amientos. Los precios más altos están justificados como una forma de compensar a los agricultores por la prestación de servicios que realizan respetando el medio ambiente y la calidad de los alimentos.
Se puede pensar que subir los precios de los alimentos no ayuda en el reto de garantizar la alimentación mundial. Sin embargo, los expertos aseguran que si la agricultura ecológica se expandiera, la oferta se incrementaría y daría lugar a una bajada de precios.
Bienestar social:
¿Los sistemas agrícolas tienen en cuenta la igualdad social y la calidad de vida de las familias y comunidades agrícolas?
A pesar de que ambos sistemas agrícolas necesitan progresar para cumplir con los objetivos de sostenibilidad social, la agricultura ecológica se ha demostrado que tiene algunas fortalezas socioculturales:
- Se reduce la exposición de los trabajadores agrícolas a los pesticidas y otros productos químicos.
- La Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (IFOAM) estipula que los trabajadores deben tener unas condiciones de trabajo seguras y dignas.
- Los animales deben vivir bajo condiciones que permiten la expresión de sus necesidades y comportamientos naturales.
En definitiva, aunque los sistemas de agricultura orgánica (generalmente) producen rendimientos más bajos en comparación con la agricultura convencional, estos son suficientes, son más rentables y más respetuosos con el medio ambiente, además de producir alimentos más saludables.
David Crowder y John Reganold comentan que la solución para garantizar la alimentación del planeta es un equilibrio de sistemas, combinar los sistemas agrícolas innovadores ecológicos con otros como la agroforestería, la agricultura integrada, la agricultura de conservación, etc.
Además, los expertos consideran que es necesario que se eliminen las barreras que dificultan la expansión de la agricultura ecológica, como por ejemplo los costes de la certificación, proporcionar una infraestructura adecuada para el almacenamiento y transporte de alimentos, mejorar el acceso a la mano de obra y a los mercados, poner en marcha herramientas legales y financieras para fomentar la adopción de prácticas agrícolas innovadoras y sostenibles, etc.