Te explicamos en detalle por qué deberías evitar conservar cada uno de estos productos en tu nevera. La mayoría de ellos agradecen que se les almacenen en un lugar preferiblemente fresco y exento de luz natural.
El pan: al perder humedad, se vuelve más seco. Guárdalo en una bolsa de papel o de tela a temperatura ambiente.
Los tomates: su textura y su sabor se ven alterados. Consérvalos a temperatura ambiente.
Las sandías y melones: pierden antioxidantes.
Las patatas: se vuelven harinosas y su sabor se deteriora. Es importante almacenarlas de manera que se ventilen y protegidas de cualquier luz directa.
Las cebollas: se vuelven blandas y se enmohecen. Evita luz, humedad y temperaturas elevadas.
La miel: se cristaliza y se endurece más rápido. Escoge un lugar seco y fresco, evitando que esté en contacto con fuentes de calor, luz u olores fuertes.
El café: pierde sabor y retiene los olores. Elige un recipiente hermético, no lo pongas cerca de una fuente de calor.
La albahaca: se marchita y retiene los olores. Mantén la planta hidratada en un vaso alargado con unos centímetros de agua.
El ajo: empieza a brotar y se enmohece. Elige un sitio oscuro y fresco.