Categorías
Disfruta y Verdura

Divinas mandarinas

Originarias de China e Indochina, las mandarinas empezaron a cultivarse en Europa en el siglo XIX y son hoy una de las frutas más apreciadas por su aroma y su sabor, porque son muy fáciles de pelar y comer, porque puede hacerse zumo con ellas y también por la gran cantidad de vitamina C y flavonoides (antioxidantes) que contienen. España, Argelia, Colombia, Argentina, Japón e Israel son  algunos de los principales productores.

Temporada larga

La temporada de la mandarina es notablemente larga. Empieza en octubre y puede prolongarse hasta mayo. Esto se debe a que se van solapando diferentes variedades de mandarino, comenzando por la Oronules y terminando con variedades como la Ortanique o la Fortuna. Hay varios factores que distinguen a una variedad de otra: la piel, el tamaño, su contenido en azúcares o en zumo, la presencia de semillas, su productividad…

Las mandarinas empiezan a cosecharse cuando alcanzan un buen equilibrio entre azúcares y acidez. A diferencia de las naranjas, las mandarinas se comienzan a recolectar cuando aún tienen la piel verde (en todo o en parte), en vez de su color naranja característico, porque es una fruta que madura de dentro hacía fuera.

Cultivo laborioso

El cultivo de las mandarinas es un proceso laborioso. Se suele optar por la reproducción mediante esquejes, que se injertan en un “pie” seleccionado en función de las características agroclimatológicas de la finca. En nuestra huerta seleccionamos pies tolerantes a la salinidad (por nuestra proximidad al mar) en los que injertamos variedades de fructificación precoz, que dan mandarinas antes de la época en que podemos sufrir alguna helada. Una vez hecho el injerto en el vivero, se realiza el transplante al huerto, controlando los riegos y las plagas en todo momento. A partir del tercer año de vida del árbol, se va podando para darle forma. Y una vez el árbol entra en producción, se poda de manera selectiva para favorecer la fructificación. El suelo de la finca se cubre con una cubierta vegetal que reduce la erosión del suelo y aumenta su fertilidad.